Casa Maza Biescas es mucho más que unos apartamentos rurales: es una casa centenaria, testigo de generaciones, esfuerzo y hospitalidad. Su historia se remonta a principios del siglo XX, cuando era conocida como Casa Evaristo, en honor a Evaristo Fañanás, el padre de nuestra abuela, cuya huella sigue viva en cada rincón.

Durante la Guerra Civil, la casa fue incendiada, como muchas otras en la zona. Sin embargo, tras esos años difíciles, Ana María Fañanás y su esposo Ángel Maza la reconstruyeron con sus propias manos. Fue entonces cuando pasó a llamarse Casa Maza, símbolo del amor, el trabajo y la resiliencia de una familia unida por sus raíces y su tierra.

Ya en aquellos tiempos comenzaron a alquilar habitaciones a viajeros, convirtiéndose sin saberlo en pioneros del turismo rural en Biescas. Su trato cercano y el ambiente familiar hicieron que muchos visitantes repitieran año tras año, creando lazos que aún perduran.

Con el paso del tiempo, su hija dio un nuevo impulso a este legado familiar, reformando la vivienda para transformarla en lo que hoy conocemos como Apartamentos Casa Maza Biescas: un espacio acogedor y lleno de historia, adaptado a las necesidades de los viajeros de hoy, pero sin perder su esencia.

A lo largo de los años, hemos hospedado a miles de personas, cada una con su historia, sus momentos y su cariño. Nuestra casa ha sido escenario de reencuentros, escapadas, celebraciones y momentos de paz en plena naturaleza.

En la entrada principal aún pueden verse las iniciales E.F. (Evaristo Fañanás), un pequeño detalle que nos recuerda cada día de dónde venimos. Y entre nuestras fotos más queridas, hay una muy especial: nuestros abuelos, Ángel y Ana, dándose un beso en la puerta de esta casa. Ese amor es la base de todo lo que somos hoy.